Es cierto que la alimentación es uno de los pilares del veganismo: dejar de comer pescado, carne, huevos, lácteos o cualquier otro alimento de procedencia animal. Pero el estilo de vida vegano no se limita a eso.
Se trata de no utilizar ni consumir nada cuya fabricación haya implicado explotación animal. Aquí se incluyen los cosméticos testados en animales; actividades de ocio en las que se expongan animales como los circos, los zoos o los toros; medicamentos experimentados en animales o textiles como las plumas, las pieles y la lana.
Este estilo de vida, basado en el antiespecismo y la empatía, no sólo evita el sufrimiento animal si no que a su vez disminuye la deforestación, la contaminación de las aguas, el efecto invernadero… En definitiva, construye un mundo más limpio y más justo.
Os dejamos el enlace de ConsumÉtico para que comprobéis si las marcas que utilizáis han sido testadas en animales.